Aún sin público en los estadios, la barra de Racing genera problemas.
La violenta guerra entre las distintas barras bravas de Racing Club sumó un nuevo capítulo este domingo, cuando el líder de la principal organización disidente, denominada “Villa Corina”, fue baleado mientras caminaba por Avellaneda.
Se trata de Leandro Paredes, de 31 años, quien en horas de la tarde fue interceptado a la altura de la calle Lucena por un hombre a bordo de un Volkswagen Voyage blanco que comenzó a dispararle, según precisaron fuentes policiales a Infobae.
Tras la agresión, efectivos de la comisaría cuarta de este partido bonaerense se trasladaron hasta la zona y constataron las heridas del barra, quien luego fue trasladado hasta el Hospital Presidente Perón, ubicado a pocas cuadras del lugar,
Paredes fue intervenido y quedó internado, aunque se encontraba estable y fuera de peligro. En tanto, el atacante ya habría sido identificado, aunque por el momento no se había confirmado ninguna detención.
Por el hecho, se inició una causa que quedó en manos de la Unidad Fiscal de Instrucción (UFI) 3 de Avellaneda, quien dispuso que se labraran la actuaciones correspondientes u se notificara de los sucedido a la a Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte (Aprevide).
No es la primera vez que ocurre algo similar: de hecho, la guerra entre las distintas facciones de la barra de Racing viene desde hace tiempo y años atrás fue la agrupación liderada por Paredes la que protagonizó un violento episodio contra sus rivales internos.
Todo sucedió a las tres de la tarde del 1 de octubre de 2016. El clima invitaba a acercarse hasta Avellaneda, donde Racing enfrentaba a Patronato desde las 18:00. Como cada día de fútbol en el Cilindro, La Guardia Imperial, la barra oficial de la Academia, transportaba en una Toyota Hilux las banderas desde el lugar donde las guardaban distante unas 30 cuadras del estadio.
A tres cuadras del ingreso, en la intersección de Colón y Arenales, Fabián Pastor, miembro conspicuo de la tribuna y responsable de que la tarea saliera bien, estacionó esperando la llegada del resto de la barra. Cinco minutos más tarde, entendió que estaba perdido: una furgoneta y ocho motos cercaron a la camioneta y seis barras de la facción disidente de Villa Corina con máscaras plateadas bajaron a robar los estandartes.
Pastor, apodado “el Mono Burgos”, intentó defenderlos y recibió dos tiros. Como el operativo de seguridad estaba dispuesto, al escuchar las detonaciones varios patrulleros se acercaron al lugar por lo que los barras disidentes decidieron en vez de pasar los “trapos” a su vehículo, huir directamente con la Hilux, que fue encontrada abandonada dos horas después en el barrio Santa Teresita, en Lanús. Sin las banderas.
El golpe comando era el hecho que venía a confirmar la guerra interna por el poder de la tribuna académica, que estaba por entonces en manos de Raúl Huevo Escobar y que tenía como desafiante a Leandro Paredes, líder del bando de Corina.
En ese momento la Policía hizo averiguaciones y dio también con la furgoneta que había participado del hecho. Ahí, en el descuido de abandonarla, encontraron un documento de identidad: el de Martín Gavilán, alias “Cabecita de Plomo”, quien hasta 2012 integraba la cúpula de la barra de Lanús cuando fue echado al intentar desbancar al jefe, Diego Goncebatte, e integraba también un grupo para todo tipo de quehaceres con barras de distintos clubes, entre ellos Independiente.
Así, los efectivos de seguridad hicieron un cerco que terminó una semana después con la detención de Gavilán y de uno de sus secuaces, Rodrigo Zelarrayán, de la facción Corina de la Guardia Imperial y acusado de haber sido quién le disparó a Pastor.
